El superministro.
El Departamento de Prosperidad Social, que manejará más de 7 billones de pesos y empleará a 11.000 personas, será más poderoso que la mayoría de los ministerios. Bruce MacMaster será el responsable de que las víctimas y la inclusión social no queden en letra muerta.
Revista Semana
La muerte de Alfonso Cano opacó la mayoría de la noticias de la semana, incluida la expedición de los 84 decretos para reformar el Estado. Y de todos estos decretos, uno, que es crucial, pasó desapercibido: la creación de un nuevo 'sector' del Estado dedicado a la inclusión social y a la reconciliación, que tendrá un gigantesco aparato burocrático y presupuestal.
Es la primera vez que las iniciativas sociales reciben un respaldo institucional, con autonomía para ejecutar y presupuesto propio. Para estructurar este sector, la alta consejera para el Buen Gobierno, María Lorena Gutiérrez, la 'carpintera' del nuevo Estado, y sus colaboradores cercanos se inspiraron en modelos como el mexicano, el brasileño y el chileno, y los adaptaron a las necesidades colombianas.
El ente rector será el Departamento Administrativo de Prosperidad Social (Daps). No ayudó el nombre que le otorgaron, pues, entre rimbombante y burocrático, no le dice nada a la gente. En el fondo, el gobierno creó en la sombra un ministerio de las víctimas y los más pobres. Tampoco ayudó que el día del lanzamiento, que consistió en un espectáculo al que asistieron más de 5.000 beneficiarias de los programas sociales y el cantante Andrés Cabas, el presidente Juan Manuel Santos decidiera retirar la reforma a la educación superior y llamar a los estudiantes a terminar el paro y volver a clase. El lanzamiento casi no clasifica en los noticieros.
Pero aunque la apertura no corrió con suerte, el Daps es una pieza fundamental del Estado, según Santos. Coordinará la atención a la población vulnerable -más de diez millones de colombianos- y tendrá la responsabilidad de ofrecer en forma integral los beneficios de la política social como los subsidios de Familias en Acción, Familias Guardabosques, Mujeres Ahorradoras, la atención a la primera infancia y la reparación a las víctimas. "La atención a la población vulnerable estaba desordenada", dijo a SEMANA María Lorena Gutiérrez.
El Daps absorberá las funciones de Acción Social y tendrá adscritas entidades tan importantes como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el Centro de Memoria Histórica, la Agencia Nacional para la Su-peración de la Pobreza Extrema, la Unidad para la Consolidación Territorial y la Unidad Especial de Víctimas, esta última resultado de la Ley de Víctimas y, para muchos, la que inspiró este 'revolcón social'. El Daps por ley tendrá rango de ministerio, un puesto en el Consejo de Ministros e interlocución directa con el presidente. Manejará una planta de 11.000 personas y contará con un presupuesto de más de 7 billones de pesos, el segundo después del de Defensa -16 billones- y casi diez veces el del Ministerio de Cultura -190.000 millones de pesos.
Santos le entregó la tarea de dirigir este aparato colosal a un 'desconocido'. Se trata de Bruce MacMaster, un economista cartagenero de 47 años que se venía desempeñando como viceministro de Hacienda. Ha dedicado su vida al sector privado, en especial a la banca de inversión, pero también se ha destacado por su vena social. Por esto, aunque la opinión pública no lo conozca todavía, en el gremio de fundaciones y de responsabilidad social, Mac Master es una estrella de rock. "Siempre ha tenido gran sensibilidad y ha trabajado para que el sector privado reconozca su responsabilidad", dice un compañero que trabajó más de 15 años con él.
La idea es que el Daps funcione como un holding en el que las distintas entidades tengan autonomía y presupuesto propio. Sin embargo, tendrán una base de datos unificada y podrán hacer una planeación anual conjunta con presupuesto unificado. También tendrán un comité ejecutivo con los directores de las agencias, para coordinar y asegurarse de que estén "en el mismo bus". Trabajará de la mano de Diego Molano, quien dirigirá el ICBF; de Samuel Azout, encargado de sacar a 350.000 familias de la pobreza extrema; de Paula Gaviria, la 'dura' de las víctimas, y de Álvaro Balcázar, quien debe consolidar la presencia del Estado en todo el territorio. En palabras de Santos, este es el "comando general de las fuerzas sociales de Colombia" y su misión es acabar con la pobreza.
Algunas voces han criticado la idea de juntar poblaciones vulnerables tan distintas en la misma bolsa. Dicen, por ejemplo, que si bien este nuevo aparato es un paso adelante, el gobierno mezcla prioridades y no tiene muy claro cuál es el manejo de los grupos de población objetiva. También hay quien critica que el gobierno es solo de anuncios, que ya lleva más de año y medio en el poder y que mientras estructura al Daps se le irá otro año y medio sin ejecución.
Para Mac Master, no hay que "crear" nada. Los programas ya están en marcha y la idea es que sigan funcionando normalmente. "Se trata de subirse a un tren de alta velocidad sin alterarle el curso", explica, y añade que lo importante es lograr buena coordinación entre las distintas agencias. Frente a otras críticas, explica que cada población vulnerable tendrá la asistencia focalizada que necesita y que no estará en la misma 'bolsa' de las demás. También aclara que es la primera vez que el Estado le da jerarquía e importancia a lo social y aglutina las entidades para evitar ruedas sueltas. La decisión es política. Por ejemplo, para darle más importancia y autonomía, se decidió incluir en esta entidad el Centro de Memoria Histórica y la Unidad de Víctimas. En cuanto al ICBF, lo utilizarán para apalancarse en él, ya que es una de las entidades con más presencia en todo el territorio nacional.
Los desafíos son inmensos. Uno de ellos es darle a la población los servicios que realmente necesite sin duplicar funciones y evitar 'colados'. Otro, según Diego Molano, es elevar los estándares y la calidad de los servicios que se les ofrecen a los más pobres. Y el tercero, sin duda, es blindar el Daps de las clientelas políticas. Para cualquiera, este departamento sería la joya de la Corona y fácilmente se podría convertir en un foco de corrupción.
Más allá de cualquier crítica o desafío, la creación del sector social es un paso adelante. Es la primera vez en los últimos 20 años que el Estado colombiano se atreve a pensar con presupuesto en mano en una Colombia posconflicto. Con este departamento administrativo, la política social del país tendría un respaldo institucional sólido, moderno y efectivo, pensado para los próximos 20 años. Pero, como todo en política, habrá que darle un compás de espera para ver si todos estos anuncios no quedan en la lista de las buenas intenciones.
EL COMANDO CONTRA LA POBREZA
Bruce Mac Master trabajará con un equipo técnico con gran capacidad de ejecución. Su misión es derrotar la pobreza. En sus manos está la población más vulnerable del país.
• ICBF. Diego Molano
Desde ahora, el exdirector de Acción Social velará por la primera infancia de millones de niños.
• Unidad para la Atención y Reparación de Víctimas. Paula Gaviria
Experta en la reconciliación, tendrá la responsabilidad de sanar las heridas y reparar a las víctimas del conflicto.
• Agencia para la Superación de la Pobreza Extrema. Samuel Azout
Empresario y filántropo. Su meta es graduar a 350.000 familias de la pobreza. Coordinará la red Unidos.
• Unidad de Consolidación de Territorios. Álvaro Balcázar
Será el encargado de fortalecer la presencia del Estado en todo el territorio nacional, en especial donde es débil.
• Centro de Memoria Histórica
Aún no tiene director. Tendrá la misión de investigar, esclarecer y reconstruir episodios históricos. Se encargará de administrar el Museo de la Memoria.
http://www.semana.com/nacion/superministro/167391-3.aspx
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