Este espacio contó con la presencia de 80 víctimas de Antioquia, en apoyo de la Mesa Departamental de Víctimas de Antioquia.
“Cuando los versionados dicen su verdad, las víctimas estamos maniatados, sin poder preguntar, refutar. Por ejemplo, dicen cosas como “lo ajusticiamos porque era guerrillero, era vicioso”, entonces esa verdad nos revictimiza, el honor queda en entredicho, la dignidad queda vulnerada, entonces lo único que trae esa verdad es dolor y vergüenza”, manifestó una de las víctimas de Antioquia.
El tema de Verdad en esta región, atraviesa un clima de desconfianza, por lo cual los procesos de memoria histórica y de denuncia terminan siendo obstaculizados.
Uno de los aspectos más importantes en Antioquia es que las víctimas reclaman que el Estado reconozca su responsabilidad por omisión, ya que para ellos no es suficiente que lo hagan los victimarios. Para ellos es fundamental que se entienda que el Estado tiene el deber de proteger y garantizar la seguridad de la vida de las personas.
Antioquia ha sido una de las regiones donde se han fortalecido de manera amplia las organizaciones de víctimas, por lo cual el tema de la reparación muchas veces resulta una “debilidad”, ya que la gente que desconoce sus derechos, al recibir algún dinero, frena un proceso que va también en búsqueda de verdad, justicia y reparación integral.
A las víctimas es necesario mirarlas como ciudadanos en proceso de recuperación de sus prerrogativas, por lo tanto el Estado debe entender que su labor no sólo es considerarlos como víctimas con sufrimientos, sino como participes fundamentales que tienen ideas esenciales en la construcción de una política pública pues son quienes conocen de manera más cercana el contexto del conflicto. La participación de las víctimas no solamente se constituye en un derecho de las mismas, sino que además debe ser un requisito indispensable para la formulación de políticas públicas.
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