En teoría La U es el partido del presidente Juan Manuel Santos. No sólo avaló su candidatura sino que son mayoría en el Congreso. Pero en la práctica las cosas parecieran muy distintas.
Muchos creían que el Presidente, con una coalición que domina más del 80 por ciento del parlamento, parecía tener un “cheque en blanco” para adelantar sus principales reformas. Pero la realidad dice que su coalición no marcha al ritmo de las expectativas.
Y los señalamientos de la coalición conducen, paradójicamente a La U. Quienes deberían ser los líderes de la coalición son señalados como los responsables de que la agenda de reformas avance, pero a paso muy lento.
Artículo de Semana.com
Esta afirmación la rechaza y controvierte el presidente de este partido, senador Juan Lozano, quien ya completa dos semanas repitiendo el mismo discurso. Sus palabras reiteran el compromiso del partido a la agenda del Gobierno y el respaldo a Santos, a quien califican como “nuestro Presidente”.
Pero hay hechos puntuales que podrían demostrar que los señalamientos a La U tendrían fundamento.
La firma a la ley de víctimas
Santos le ha mandado dos impulsos a la ley de víctimas. Luego de haberla radicado en el Congreso el 27 de septiembre y haberse reunido con todos los partidos políticos para concertar una sola ponencia, el proyecto aún no cursa su primer debate.
Aunque el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, dice que todo está plenamente concertado, el ponente del partido de La U, el representante Efraín Torres, completa una semana sin firmar la ponencia que ya cuenta con las firmas de los representantes Guillermo Rivera (Partido Liberal), Óscar Bravo (Partido Conservador), Jorge Enrique Rozo (Cambio Radical), y hasta Alfonso Prada (Partido Verde) y Germán Navas Talero (Polo Democrático).
Esa sola firma, la del ponente de la U ha hecho que la ley de víctimas, que el gobierno pretendía discutir esta semana, tenga que aplazarse por lo menos un par de semanas.
El argumento del representante Torres para no firmarla es que primero la tiene que concertar al interior del partido. “Nosotros no vamos a firmar un cheque en blanco, o un proyecto que falte a las expectativas de las víctimas”, dijo este miércoles al ser consultado por Semana.com.
Las trabas a la reforma política
La otra urgencia que el Gobierno tenía esta semana era la aprobación del segundo debate de la reglamentación de la reforma política. La insistencia del Ministro del Interior para aprobar este proyecto es que definirá nuevas reglas para las elecciones regionales de 2011.
Y aunque este proyecto solo requiere cuatro debates, tiene que pasar por el control de la Corte Constitucional, que bien podría tardarse seis meses en calificarla. Esa circunstancia obliga al Gobierno a tener reglamentación de la reforma política antes de diciembre.
La plenaria de la Cámara ha sido convocada en tres oportunidades para aprobar el segundo debate de la reforma. Pero en las tres oportunidades no se ha podido discutir y representantes de La U han sido el principal obstáculo.
Por ejemplo, en la sesión plenaria de la noche del martes 30 parlamentarios de este partido manifestaron impedimentos. Y el miércoles la ausencia del pleno de la bancada de este partido no permitió que hubiera quórum decisorio.
Pero el senador Juan Lozano rechazó las afirmaciones que los señalan como el “palo en la rueda”. Este miércoles, al término de una reunión de bancada, le dio un público “banderazo” a la reforma política y negó que esté en contra de la ley de víctimas.
Lozano dijo que La U está actuando “con responsabilidad” porque es el único partido que “está cumpliendo el deber de discutir, juiciosamente, los proyectos al interior de la bancada. Según Lozano, el partido de La U quiere alimentar los proyectos, enriquecerlos, pero lo que no va a hacer será “pupitrearlos”.
Sin embargo, en el resto de la coalición, especialmente entre liberales, Cambio Radical, y el propio ministro Vargas Lleras, quien tienen que presentarle resultados al presidente Santos, hay cierto malestar porque La U tiene un discurso “de dientes para afuera”, pero en la práctica dilata el trabajo en el Congreso.
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